Los López compraron su piso de 98m2 con el dinero que les dieron sus padres al casarse y una hipoteca de 70.000€.
En el banco les hicieron el seguro sin preguntar nada: “firma aquí y aquí, ¡es obligatorio!” Y se lo creyeron.
Su corredor de confianza se lo ofrecía más barato pero no aceptar el del banco suponía pagar un interés más caro. Han pasado siete años y ya son cuatro en casa.
Un juguete quedó demasiado cerca de la estufa y la sala ardió como una tea. El resto de la casa no salió muy bien parado: lo que no se cargó el humo se lo cargaron los bomberos.
En total los daños al piso ascienden a 47.500 € y el contenido está todo para tirar. Los López tenían hecho su seguro por el importe hipotecado (hoy día son 78.832€) y 15.000€ de contenido que es lo que ponía el capital automático del ordenador del banco y que con el IPC ha pasado a ser de 16.892€. Pero su piso tenía un valor de reconstrucción de 110.000€ y el contenido real tenía un valor de 48.000 €.
Los López acaban de aprender qué significa “Regla Proporcional” porque el asegurador se la aplica y les paga el 71,66% de los daños en la casa, es decir, 34.041€ y el límite asegurado de contenido.
Es decir, ese seguro sin pensar les está costando 13.459€ en reparación de la casa y 31.108 en pérdidas del contenido.
Los López han perdido 44.567€ por un seguro mal hecho. Han tenido que refinanciar su hipoteca y buscar avalistas porque no les bastaba con su solvencia.
Van a prescindir de las extraescolares de los niños y se acabaron los viajes de vacaciones, tal vez para siempre.